La biofábrica de Ence en Pontevedra ha revalidado con éxito la certificación del sello medioambiental “Residuo Cero” que otorga AENOR a aquellas organizaciones que llevan a cabo una gestión más eficiente de sus residuos y que son capaces de valorizarlos.
Estas instalaciones han repetido, por cuarto año consecutivo, los resultados que las convirtieron en merecedoras del reconocimiento por vez primera en 2019, y que hacen de la biofábrica de Lourizán un paradigma de uso responsable de los recursos y de economía circular.
El proceso de verificación llevado a cabo tiene como objetivo avalar la valorización, a través de la reutilización, el reciclado o mediante la valorización energética, de los residuos que se generan en la planta, evitando de esta manera su traslado a vertederos. También, la trazabilidad de todo el proceso.
Así se demuestra que la gestión eficiente de la planta no solo evitó que estos materiales acabaran en vertederos, sino que los reintrodujo en su cadena de valor, dándoles una nueva vida.
De hecho, la propia actividad de las biofábrica de Ence en Pontevedra es un ejemplo de contribución a la bioeconomía circular: en todo el proceso de producción de la celulosa, la planta opera con materiales de origen natural, renovables, para suministrar productos reciclables. Al mismo tiempo, genera energía eléctrica renovable a partir de la biomasa utilizando para ello la lignina, un componente de la madera que constituye un excelente biocombustible renovable y natural, y restos forestales procedentes del proceso.
Todo ello deja constancia de la apuesta de la compañía por el modelo de economía circular, al tiempo que demuestra su firme compromiso por la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente.