La biofábrica de Ence en Pontevedra ha recibido hoy el certificado medioambiental “Residuo Cero” que otorga AENOR a aquellas organizaciones que llevan a cabo una gestión más eficiente de sus residuos y que son capaces de valorizarlos.
El Director de la Biofábrica de Pontevedra, Paulo Gaia, junto con el Director de Calidad y Medioambiente de la planta, Carlos Casas, han sido los encargados de recoger este reconocimiento que solo ostentan cinco compañías en toda España.
La certificado AENOR acredita que Ence valoriza todas sus fracciones de residuos, evitando que estos tengan como destino final el vertedero, y respalda su apuesta por el modelo de economía circular, al tiempo que demuestra su firme compromiso por la sostenibilidad y el cuidado medioambiental. Un compromiso que también se ha visto reconocido desde el ámbito internacional, con la concesión de la Distinción Oro de la Comisión Europea y la ecoetiqueta Nordic Swan, sello ecológico oficial de los gobiernos escandinavos.
En el caso de Ence, la biofábrica de Lourizán valorizó en 2018 la práctica totalidad de sus residuos (el 99,1%). A través de su reutilización, reciclado o valorización energética, la planta, no solo evitó que estos materiales acabaran en vertederos, sino que los reintrodujo en su cadena de valor, dándoles una nueva vida.
La concesión de este certificado se enmarca dentro del modelo de economía circular, ya que promueve una gestión adecuada de los residuos a través del aprovechamiento responsable, eficiente y sostenible de los recursos.
La propia actividad de la biofábrica de Ence es un ejemplo de contribución a la citada economía circular: en todo el proceso de producción de la celulosa, la planta produce y opera con materiales reciclables. Al mismo tiempo, genera energía eléctrica renovable a partir de la biomasa utilizando para ello la lignina, un componente de la madera que constituye un excelente biocombustible renovable y natural.
De este modo, los más de 5.000 puestos de trabajo vinculados a Ence Pontevedra contribuyen también, con su labor diaria, a reducir la intensidad energética y la huella de carbono, así como a avanzar en el camino de la transición energética, hacia los objetivos de descarbonización marcados desde la Comisión Europea.