Ence – Energía y Celulosa apuesta desde hace años por un modelo de industria sostenible en sus dos áreas de negocio, la fabricación de celulosa y la generación de energía renovable. La actividad de la compañía representa un ejemplo de contribución a la economía circular que merece la pena destacar, coincidiendo con la celebración del Día Mundial de la Eficiencia Energética.
En el caso de las dos biofábricas de celulosa de la empresa, situadas en Pontevedra y Navia, la madera certificada, materia prima natural y sostenible, es el punto de partida de un proceso productivo en el que se fabrica la pasta de papel, con la que se elaboran productos reciclables, capaces de sustituir al plástico y otros materiales no reciclables.
Además, en sus biofábricas Ence genera energía renovable utilizando para ello biomasa forestal, es decir, los subproductos procedentes de la madera que no se destinan a la producción de celulosa: corteza y lignina. Esta última, la lignina, es un componente de la madera que constituye un excelente biocombustible renovable y natural. De este modo, ambas plantas son capaces prácticamente de autoabastecerse energéticamente, al tiempo que contribuyen a reducir la intensidad energética y la huella de carbono.
En el caso de la planta de Navia, en el pasado año 2019, ha llegado a producir el doble de la energía que consume, generando más de 519 GWh de energía a través de una turbina de contrapresión y otra de condensación, con una potencia instalada de 77 MW. El consumo, en 2019, fue de 254 GWh.
La generación con biomasa es una tecnología de producción eléctrica renovable. En este sentido, la gestión energética de la compañía contribuye a la captura de carbono, a la lucha contra el cambio climático y, en definitiva, a avanzar en la senda de la transición hacia una economía y una sociedad más sostenibles.
El hecho de que una industria como la que representa Ence en Navia sea capaz de producir dos veces la energía que consume a partir de una fuente renovable constituye todo un ejemplo de eficiencia energética, y marca el camino por el que deben avanzar las empresas para alcanzar los objetivos de descarbonización fijados por la Comisión Europea.